El Vía Crucis en honor del Santísimo Cristo de la Salud y Misericordia (Cristo del Silencio y de los Estudiantes), se instituyó el día 1 de abril de 1.973 durante la celebración del Cabildo General de Hermanos de la "Hermandad de Tambores Enlutados del Silencio de Lucena". En esta misma asamblea, que tuvo lugar en el pintoresco paraje de la "Fuente de la Plata" de la Sierra de Aras, se acordó que dicho acto de penitencia se celebrase cada Viernes de Dolores contando, cada año, con un itinerario diferente. Esta variación anual del itinerario pretendía acercar la imagen del Cristo del Silencio a las personas impedidas y/o enfermas de cada barrio de la ciudad.
Los textos de las catorce estaciones fueron encomendados al hermano fundador, D. José Rodríguez Delgado. Posteriormente, siendo Hermano Mayor D. Antonio Muñoz Navarro, estas catorce lecturas sufrieron una sensible modificación.
La primera salida penitencial de la Hermandad en piadoso Vía Crucis, tuvo lugar el día 13 de abril de 1.973.
En la actualidad, el Vía Crucis del Cristo del Silencio es uno de los más antiguos de la ciudad y uno de los más seguidos por numerosísimos devotos de la imagen. La Hermandad desfila completamente uniformada y con sus dos tramos de hermanos, los de tambor y los de vela.
El Vía Crucis comienza con la llegada de la hermandad en formación a la Parroquia de San Mateo donde la imagen del Cristo espera en las escalinatas del presbiterio. Antes de la salida a las
calles de Lucena, se celebra en el interior del templo un acto de recogimiento donde la hermandad, la cuadrilla de santeros y las personas asistentes pueden besar el pie a la imagen.
Posteriormente, se inicia a las 11 de la noche el Vía Crucis con la imagen, sin andas, portada sobre los hombros de cuatro hermanos. Las catorce estaciones se van leyendo a lo largo del
itinerario establecido. En cada estación, el Cristo del Silencio, que va custodiado por cuatro antorchas, es alzado y puesto verticalmente. La imagen hace un alto en su transitar en cada
domicilio donde se tenga constancia de la existencia de algún drama familiar sea de la índole que sea, enfermedad, impedidos, etc.