La Hermandad celebró con todo esplendor una Estación de Penitencia para el recuerdo.
Confirmado desde hacía casi 48 horas que la meteorología iba a ser benigna para la madrugada del Jueves Santo, todo hacia prever que la Estación de Penitencia de nuestra Hermandad nos regalaría otra noche de emociones indescriptibles. Y así fue, incluso, con letras mayúsculas.
Como es costumbre, los hermanos estaban citados en la Casa Hermandad a las 22:30 horas del Miércoles Santo. Una concentración que, más que una costumbre, es necesaria y marca claramente el sentir de hermandad de nuestra Cofradía. Antes de iniciar el camino en busca del Cristo del Silencio, el Hermano Mayor, D. Jesús Rodríguez López, quiso intervenir para dar unas indicaciones y agradecer profundamente toda la colaboración de la Hermandad durante el atípico Vía Crucis del Viernes de Dolores donde los Enlutados hicieron gala de la mas absoluta seriedad, compostura, respeto y recogimiento. Finalizó agradeciendo enormemente a la Hermandad la oportunidad de haber sido Hermano Mayor estos años, un emotivo agradecimiento que hizo extensivo a nuestro Titular al que "ha llevado, lleva y llevará siempre en su corazón".
Acto seguido, los hermanos se dirigieron en perfecta formación hacia San Mateo, haciendo su entrada por la puerta de San Miguel, y donde aguardaba el Cristo del Silencio, en oscuridad, con sus hachones encendidos y sobre un monte de iris morado, exorno floral obra de Francisco Villalba. Nada mas entrar en el templo, se desveló una sorpresa inesperada. El Hermano Mayor, dirigiéndose al Cristo del Silencio, le pedía perdón por romper su Silencio a fin de ofrecer un emotivo agradecimiento, ante su Cristo, a Antonio Durnes que esa misma noche iba a ser la última ostentado la enorme responsabilidad de ser el primer trompeta oficial de la Cofradía.
Posteriormente, se celebró el acto de oración interna previo a la Estación de Penitencia donde la Hermandad dedicaba la misma a las víctimas del terrorismo y especialmente a las víctimas de los atentados de Bruselas, así como a la memoria de D. Francisco Gradit García, fundador de la Hermandad, y a D. Oscar Sánchez, ambos desaparecidos en el último año. Al nombrarlos, la nueva campana de duelo de la Hermandad, tocó en su honor. Por ambos, el trono de nuestro Titular lució crespón negro.
Y llegó el momento. El reloj de la Plaza Nueva anunciaba la hora señalada, las doce de la noche. Con puntualidad rigurosa, se abrían las puertas de San Mateo a la oscuridad para dejar salir a la Hermandad que este año estrenaba cuatro ciriales de Acólito, una magnifica Cruz Parroquial o Cruz de Manga, y la campana de Duelo que en varios puntos del itinerario, incluso acompañando al toque de Silencio, solemnizó el ambiente con sus tañidos anunciando la muerte de Cristo.
La gran cantidad de hermanos, en torno a unos 380 de los cuales unos 85 fueron de tambor, sorprendieron incluso a la Junta de Gobierno que una vez más, demostró saber dirigir a una Estación de Penitencia que ya adquiere una longitud que infunde enorme respeto. La Hermandad, perfectamente ordenada, mostró en todo momento el más absoluto recogimiento y devoción a su Titular al que acompañaron en todo momento manteniendo el silencio y la oración. Como es habitual, la salida presentaba a una Plaza Nueva completamente llena de público, que se mantuvo hasta llegar a la Plaza de San Agustín. Momentos inolvidables de nuevo los ofreció todo el entorno del Castillo incluyendo su cuesta y, este año, la novedad obligada por obras de rodear el Coso por su lado sur en lugar de pasar por su centro como es lo tradicional en nuestra Cofradía. A pesar de no poder pasar por el centro, el tránsito alrededor del Coso ofreció estampas que ya han pasado a la historia por su belleza.
En esta ocasión, D. Francisco Moreno Carmona, fue el hermano que ostentó el privilegio de ser manijero del Cristo del Silencio. Mandando una magnifica cuadrilla, demostraron claramente como se procesiona a nuestro Titular ofreciendo a Lucena una magnifica santería de sentimiento, poder y absoluto respeto.
Al llegar a la ermita de Dios Padre, un año más nos recibía la Cofradía de la Santa Fe que, con una amplia representación de su Junta de Gobierno, honraron a nuestra Hermandad con su presencia.
Cumpliendo el horario establecido, la Hermandad llegaba a la Plaza Nueva para vivir los momentos finales de una Estación de Penitencia para el recuerdo y que ofreció momentos inolvidables.
Una vez que el Cristo del Silencio hacia su entrada en la Parroquia de San Mateo, la Hermandad se dirigió hacia la Sede donde aguardaba un merecido refrigerio mientras la Junta de Gobierno se reunía de manera reservada para el recuento de los votos emitidos en la reunión de la tarde a fin de nombrar al manijero del próximo año. Antes de desvelar el nombre del hermano que ostentaría dicho privilegio, el Hermano Mayor volvió a dirigirse a los presentes agradeciendo profundamente todo lo que la Hermandad ha demostrado durante la Estación de Penitencia con su saber estar y comportamiento, a las familias de los hermanos, y el admirable trabajo de la Junta de Gobierno en un año que calificó de maravilloso.
Tras unos emotivos aplausos a la Junta de Gobierno y a nuestro Hermano Mayor, este procedió a la lectura del extracto del acta que nombraba a nuestro hermano, D. José María Gradit Franco, Manijero del Cristo del Silencio para la próxima madrugada del Jueves Santo. Desde esta web, felicitamos a D. José María deseándole todo lo mejor en esta maravillosa experiencia. También, nuestra felicitación a nuestro Manijero y Cuadrilla de Santeros por su magnifica santería. Así mismo, nuestro reconocimiento y profundo agradecimiento a Antonio Durnes en esta noche que fue la última ostentado la enorme responsabilidad del toque de Silencio. Y como no, a todos los hermanos Enlutados que, con su magnifico comportamiento, volvieron a engrandecer a esta Cofradía.
En los siguientes enlaces, noticias que se han hecho eco de la Estación de Penitencia.
A continuación una extensa galería de imágenes gentileza de paseillo.es, lucenahoy.com, y Fernándo Burgos Sánchez
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