D. ANTONIO BEATO LOPEZ, TAMBOR DE ORO 2.012 - 2.013

Desde el antiguo Instituto Laboral, para mantener en la existencia a la Cofradía Estudiantil

Que hermoso ha sido y sigue siendo su caminar en el seno de esta Hermandad. Que orgullo tan pleno debe atesorar en su ser, sintiéndose un Enlutado venido de aquellos años donde, una Cofradía nacida entre pupitres y pizarras, se resistía a caer en el olvido.

 

En todo camino de rosas, siempre hay espinas… y en aquellos años vinieron momentos en que todo parecía perderse, años en los que aquella semilla cofrade que germinó con fuerza al amparo de la noble labor docente, empezaba a marchitarse camino de desaparecer. Y fueron en esos momentos, cuando él, junto con un buen elenco de amigos, decidieron que aquella Cofradía debía seguir viva, que merecía la pena que continuase caminando por la existencia. Y cuánta razón tenia. El tiempo le dió la razón,... les dió la razón.  Y el respeto por los que un día lucharon por esta institución, nos obliga a valorar en su justa medida aquella determinación por no dejar desaparecer algo tan hermoso. La Cofradía actual es prueba contundente de que el esfuerzo de aquella unión no fue en vano.

 

Pero su amor por esta Cofradía no se limitó a contribuir y ser partícipe de aquel logro. Ha tenido el honor de ser manijero del Cristo del Silencio en dos ocasiones (1.961 y 1.969), formar parte de la Junta de Gobierno de la cofradía estudiantil ostentando cargos de enorme de responsabilidad llegando a ser Secretario y Tesorero al mismo tiempo. Y como buen padre que vela por su hijo, que está ahí omnipresente para que a su retoño no le falte de nada, de la misma forma, contribuyó como vicetesorero el primer año tras la fusión de la Cofradía estudiantil y la Hermandad de Tambores Enlutados siendo Hermano Mayor D. Francisco Reyes.

 

No arraigan dudas en nosotros… el Cristo del Silencio, le ha querido siempre cerca. Y eso es toda una declaración de que atesora un corazón bondadoso, generoso y cercano. De que ama y protege la amistad de sus buenos amigos, de aquellos con los que luchó codo con codo, y hoy se hace palpable manifestándose con la misma fortaleza que antaño.

 

Si…. Es cierto, ya lo he mencionado antes, pero vuelvo a repetirlo…. que hermoso ha sido y sigue siendo su caminar en el seno de esta Hermandad. Que suerte tenerle entre nosotros, los herederos de aquel esfuerzo, de aquella ilusión, de aquellos frutos. Ahora nos toca a nosotros rendirle el mayor de nuestros reconocimientos, el más sentido agradecimiento, y regalarle nuestro compromiso verdadero de continuar con el mismo pundonor para algún día tener la satisfacción de disfrutar, al menos, parte del mismo orgullo interior.

 

Jesús Rodríguez López


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